EL RATING

MiTontoParecer

Los números marcan nuestras vidas. Esta expresión que pudiera parecer la pirrica respuesta de un profesor de matemáticas ante el cuestionamiento de sus alumnos de por qué deben estudiar dicha materia, es en “Mi Tonto Parecer” una frase que en la actualidad describe excelentemente bien la realidad de los seres humanos de cualquier condición, situación o ubicación en el mundo. Pero como cualquier cosa que afecta nuestra cotidianidad, los números pueden ejercer un efecto positivo o negativo según el caso. Pongo un ejemplo de uno y otro. Positivo, el número que representa nuestro sueldo pagado en quincena (otro número). Negativo, el número de días de retraso en la menstruación (con respecto a números no hay nada más estresante que eso).

Podrían darse muchos más ejemplos que muy bien podríamos definir como positivos o negativos pero plantiémonos la discusión sobre un número del cual es difícil en “Mi Tonto Parecer” determinar si beneficia o no su presencia en nuestras vidas. Este número lo conocemos como “rating”, aunque últimamente castellanizado lo denominan Cuota de Pantalla. Según Wikipedia la cuota de pantalla es: “una cifra que indica el porcentaje de hogares o espectadores que están viendo un programa de televisión y el total que durante la emisión del mismo, tienen encendido su televisor”.

Si hubiera un poco de lógica diríamos que un programa es visto por un gran número de hogares (alta cuota de pantalla, alto rating) porque dicho programa es de calidad; pero no necesariamente el enunciado se cumple y aunque esta es una situación de doble vía, la fuerza de los números del “rating” de un programa son aprovechados por los canales de televisión quienes se escudan en esos números para no mejorar su programación y no es que debamos olvidar que la intención primigenia de la televisión fue el entretenimiento si no que deberíamos desaprovechar el enorme impacto que “la caja boba” de llegar a gran cantidad de personas, para promocionar nuestro entretenimiento.

La próxima vez que veamos un programa, dejemos que el cuerpo sea el que se relaje y no nuestra mente; entendamos que literalmente somos nosotros quienes tenemos el control y que no solamente debemos ser meros receptores de lo que los canales de televisión creen que debemos recibir, si no que podemos exigir que ver.

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